jueves, 30 de marzo de 2017

45 Medellín: Deterioro y abandono de su Patrimonio Histórico. Carlos Arturo Longas(I)

                                                               Carlos Arturo Longas




45 Medellín: Deterioro y abandono de su Patrimonio Histórico. Carlos Arturo Longas(I)


Carlos Arturo Longas Matiz

Víctor Bustamante


¿Cuántas veces he pasado por el frente de esta casa? Y cuántas veces me he detenido a preguntarme, ¿quién vivía ahí, o quién la diseñó y cuándo la construyeron? Su sola fachada de color crema con sus puertas verdes irisadas por el sol de la tarde le da un aspecto de nobleza que la destaca entre las demás casas. En esa esquina, aún perdura ella entre los árboles que la ocultan, pero cuyo motivo principal era airearla, es decir matizarla en medio de la naturaleza,de esa ciudad jardín que había proyectado Félix Mejía. Ahora no un Panida, aunque lo continuará siendo para la historia de la poesía sino un arquitecto de fuste y un gran dibujante.

La casa ostenta un antejardín protegido por un vallado de hierro con una base de ladrillo desnudo que da la sensación de que fue dispuesto más tarde, quitándole al conjunto cierta dignidad. Luego, a la entrada, una reja elaborada en hierro, incrustada en dos columnas con dos faroles anclados, y sobre cada columna de granito lavado que le dan la datura de haber sido construida en 1930. (En una panorámica es notorio ese concepto de ciudad. Al lado izquierdo se erige esa mansión separada de las demás, mientras un auto baja y la carrilera del tranvía aun luce su presencia).


La reja, a la entrada, es una manera de decir al visitante, y, sobre todo, al foráneo que la casa ha sido poseída por sus dueños y que es una manera de buscar la privacidad, ya que solo podremos mirar el antejardín y la fachada desde las rejas de hierro, cuyas varillas recogidas en haz, permiten al transeúnte que se aferre, que las recoja para mirar; así, el transeúnte que se aproxime se convierte en un confidente y en quién disfruta de la vista del interior. En las columnas que la soportan hay dos faroles hexagonales con su linterna de vidrio martillado y en cuadriculas que se suceden, donde la luz no da directo sino que se desplaza desde su interior, como dando cierta opacidad, que se multiplica en las diversas caras que el foco despide, y que alguna vez sirvieron para guiar al dueño a su regreso. De igual manera la luz en la noche describía el exterior y  también se colaba hacia el antejardín, donde podríamos ver la fuente con la mansedumbre y tranquilidad de este espacio donde los árboles, a lo mejor, se mecían por el viento del norte que le daba ese toque que el arquitecto buscaba. Ante todo era su residencia, seguro le dio ese carácter personal para habitarla, para pasar sus horas de tranquilidad, luego del regreso de su oficina, de las diversas oficinas donde laboró, donde los proyectos lo mantenían alejado de su espacio vital.


Antes, había una fuente en mitad del antejardín para que, quien llegara, y aun más, sus habitantes escucharan el rumor del agua que persistía, como si este elemento le diera, nos diera, esa musicalidad que avanzaba sin descanso desde el continun del alba, de la mañana, del mediodía, de la tarde y del anochecer que arrulla. Pero ya la fuente no está al igual que una parte de atrás de la casa que ha sido habilitada como apartamento con la arquitectura de ocasión, como expresión de la tosquedad de otros, sus sucesores y dueños, de sacarle provecho al conjunto, así como la valla, que bordea la acera, una tela metálica, indica la protección a la vivienda y le da cierto tono de seguridad pero altera nuestra mirada y contrasta con la reja elaborada que nos ha recibido.


Al lado izquierdo hay un zaguán donde seguro ingresaron la servidumbre o, a lo mejor, también servía para el acceso de algunos animales, un caballo, a lo mejor que halaba un coche. Pero poco o casi nada sabemos de la vida de su dueño.


Entonces era otro Medellín, era otra ciudad, que se expandía hacia las laderas, con la idea de planificarla, de construir villas apartadas para que sus habitantes disfrutaran del sosiego y hubiera más comunicación con la naturaleza, que aquí perduraba con los árboles, con la fuente y con los espacios de la casa que poco a poco nos revelará sus misterios, sus secretos, porque una casa siempre los posee. Una casa define la historia personal de quién la diseñó, de quien la habitó, de quien la hizo cara a sus deseos de construirla para morar y así convertirla en el solaz y su refugio.


La fachada nos dona un zaguán a la izquierda, pero al frente se destaca nada menos que una base en piedra con las líneas blancas y allí un ventanal de cuatro hojas que debieron abrirse no solo para dar iluminación al interior de la sala sino a la frescura que se colaba al regocijo de la tarde. El ventanal remata en arco de carpanel en el que sobresale la clave. Este ventanal posee veinte postigos con los cuales puede controlar la luz y el viento, según la abertura, dándole al interior el clima deseado, y sobre las hojas otras aberturas para dejar que esa luz entre al natural así como el viento y le den fresco para climatizar la casa. Luego, arriba, en el segundo piso, sigue una ventana con antepecho en madera y sobre este una balaustrada. Un remate en arco adintelado pero suavizado con una leve curvatura hacia el extremo superior define esta ventana, 
para situar un balconcillo como los de las otras tres ventanas de la fachada, tribuna rasante, que sobresalen, y, sobre ella una ventana redonda, una especie de ojo de buey que le da un toque de especificidad a la fachada, ya que se aparta de las líneas rectas. Y arriba la cornisa en ángulo del techo, rematado por un antefijo central, le da ese toque tan particular, ya que ese ojo de buey, al ser en lo alto de la casa, junto al techo, da la impresión de un gran cíclope,que nos espía con su solo ojo, al romper la simetría de los ángulos de ventanas y puertas.

Luego, en el interior, buscamos la entrada donde es necesario subir tres escalas, y al mirar, arriba de ella una de las ventanas gemelas que dan el segundo piso a los dormitorios, y así, por fin entramos a la casa, por la cual pasé por su frente tantas veces, que para mí se constituye en una pregunta cenital, quién la había habitado quién la había diseñado.


Entré, entramos a la sala, y entonces me siento un usurpador del espacio sagrado del arquitecto Longas. A lo mejor, en estas dos salas, protegidas por el ventanal, él tenía no solo un recinto sino al fondo una suerte de estudio para pulir sus bocetos luego de regresar de su oficina. A lo mejor podría ser un recibidor donde las visitas que llegaban, sus amigos, se dedicaban a tocar tiple y guitarra, mientras la noche era apurada, entre algunos vinos y la música que se enseñorea, no solo en el alma sino que servía como emético, dulce alimento de algunos dioses terrestres.


Hay una placa, en el interior, dice, Hogar dulce hogar, donde corroboramos que Longas, al llegar, lo recibía esa frase que le servía de alivio, ya que lo señalaba desde lo alto en la pared antes de subir las escalas.


La cocina y, a la usanza de esos tiempos, da a la casa un toque de extrañeza, no en vano los nuevos habitantes desde hace tiempo la adecuaron a la energía eléctrica y a los otros artificios caseros que han llegado. Diagonal está el baño de inmersión.


El baño de inmersión queda después de la cocina, a la entrada a mano derecha, solo ha quedado un lugar extraño, ya que el baño de inmersión era el mismo sello de esas casas, cuando no existía el acueducto y era necesario bañarse en esa pequeña piscina hogareña, donde era posible relajarse un buen rato y sentir la caricia del agua parcialmente detenida. El agua detenida en el baño, abraza, otorga una nueva sensación de equilibrio, no es la rapidez del baño del agua que cae de la llave, en el afán de la llamada vida moderna. No, el baño de inmersión permite regresar al amnio universal y así saber que el agua forma parte de la vida cada que se va a su disfrute. Luego sigue lo que ahora es una suerte de biblioteca, pero no, nada sabemos para qué servía este espacio, por la cual nos devolvemos para las escalas interiores.


La primera planta es usada para lo híbrido entre lo privado de la casa con respecto al exterior; aun en la sala se reciben visitas, aún es posible el estudio de Longas en el vestíbulo, aun existía la costumbres familiares: la ceremonia de la cena, la ceremonia del baño.


En mitad de la casa hay una escalera para subir al segundo piso, a otra espacialidad, a los dormitorios. En el rellano hay un vitral que seguro es del mismo Longas, que ilumina de una manera preciosa a quien vaya al segundo piso. El vitral es sencillo en sus formas geométricas. Este vitral es el toque de Longas en su otro quehacer, ha dispuesto que la luz se destile al interior a partir del propio filtro de su vitral con sus rombos rojos y azules, ante los cuadrados que le imprimen un colorido a quien lo mire, en este caso, nosotros, sus visitantes. No en vano Longas, que era un experto en este arte, realizaría la decoración de interiores del salón de la asamblea, ahora Palacio de Cultura, con sus múltiples “vidrieras emplomadas” o vitrales.


Arriba, en las escalas aun con tapete, nos lleva al lugar secreto de su dueño. Los dormitorios, lugar privado por excelencia. Allí se disuelve para siempre la vida pública del señor y señora de la casa. Así como en otros cuartos, la vida de sus hijos. Desde ambas ventanas, que dan la apariencia de balcones de los dos cuartos de la fachada del segundo piso, miro afuera. El paisaje debe haber sido diferente al de 1930. Ahora se ven fachadas y la agresión de los muros de otras casas, de los autos en su desordenado ritmo. En ese momento de debió haber visto unas cuantas casas de esa ideada ciudad jardín, donde el verde era una compañía junto a los árboles que le daban solaz y frescura al ámbito.


En esta división de la casa hay un cuarto donde unos escaparates empotrados dejan ver que son de barro estas paredes. Y además, aun veo, vemos los vestigios de una pared forrada con papel de colgadura; ese papel que le daba a su interior ese toque personal, que luce unas flores como si evocara el paisaje, la naturaleza misma, como añade Proust, con deseos de asir esas ramas que replican a la naturaleza misma.


Ya en esta suerte de patio interior, seguro Longas, por la informalidad del lugar, recibió algunas visitas. En dos de sus columnas perdura la presencia de su hermano, el pintor y arquitecto Horacio Longas: son dos dibujos de él, empotrados en ambas columnas, como si estos dos mosaicos. Uno que representa un hombre, un paisa gordo con carriel y machete y en la esquina de abajo, la izquierda,una iglesia donde se enfrascan esos dos símbolos, el carriel y el machete, con la iglesia; improntas del paisa taciturno con sus dos valores el dinero y el Señor. En otro mosaico, dos mujeres en su pilón, pilan el maíz para la delicia del gourmet y una opípara cena, pura mazamorra.


Por supuesto, en la casa habita el espíritu de Longas, pero no encontramos un mueble, un escritorio, donde el arquitecto puso sus manos, guardó un plano, un escrito, el diseño de un vitral, menos hay una mesa donde él elaboró uno de sus proyectos.


He, hemos auscultado con la cámara de fotografía la casa, como si quisiéramos que esta primera mirada quedara intacta. Una casa que se merece todo el recordatorio posible –es la única que aún se encuentra intacta entre los tesoros por escudriñar y preservar de Aranjuez-.


Y es entonces cuando aparece la presencia de su arquitecto y primer habitante, Carlos Arturo Longas Matiz, que había nacido en Medellín en 1886. Él trabajó en la oficina de un arquitecto de prestigio muerto prematuramente en 1902, Antonio de J. Duque.


En 1905 para los Certámenes artísticos e industriales Longas participaría con varios proyectos para remodelación de iglesias, donde fue cuestionado por Francisco Antonio Cano, pero este también recibió las réplicas del dibujante que le daba su matiz personal al pintor consagrado, celoso del autodidacta. También Carlos Arturo Longas participaría en 1905 en la elaboración de un proyecto para el Monumento del Salvador pero su estatua con Jesús abrazado a una cruz y la voluta de una banderola no fue aceptada. En ese año, Longas, vivía en la carrera 33.


Hay un plano de la ciudad, por supuesto, de Medellín en 1906, no el Medell-out, de la exclusión de ahora, completado por Joaquín Pinillos, uno de los primeros arquitectos de la ciudad con el joven Longas. Este mapa, corrección de uno anterior, adecúa y expande el plano de la ciudad. Un mapa significa haber caminado las calles, haber conocido a fondo la ciudad. No en vano sus dos dibujantes, Pinillos y Longas, la debieron haber analizado, la debieron haber recorrido, y así nos entregan la memoria del plano para ubicar el Medellín de 1906. Isidoro Silva L. los había contratado para el primer directorio de la ciudad.


Cierto, este mapa es la primera huella de Longas, impresa y enviada desde esos años al transeúnte que ahora mira el mapa y repara en la ubicación de las trilladoras de café, en las fundiciones, en el museo, en el hipódromo, en un velódromo, -sí un velódromo-, en los parques, en las casas de beneficencia. Ahí en ese mapa se conserva una ciudad que era aún un pueblo, donde los vecinos y las familias se reconocían aun en su distancia y en su diletancia. Un libro, Kundry, de Gabriel Latorre, de 1905, es la expresión literaria de ese momento.


Longas persistiría en su labor, abriría la Agencia de Arquitectura en 1903 con Erasmo Rodríguez, Gonzalo Ángel, y Sergio Gómez. Luego en 1905 tendría otra oficina llamada El Trabajo junto a Joaquín Pinillos. 
Longas fue un creador, no solo elaboraba vitrales para decorar edificios, sino que también, como fotógrafo, tuvo un estudio en Jericó.

Por iniciativa de Tulio Medina, arquitecto recién graduado en Inglaterra, se creó la Sociedad de Arquitectos de Medellín en el año de 1919. Se contaba entre los participantes a Horacio M. Rodríguez, Martín Rodríguez, Enrique Olarte, Dionisio Lalinde, Roberto Flórez, Arturo Longas, Félix Mejía Arango y Francisco Navech. Hasta mediados del veinte su secretario fue el poeta Ciro Mendía, que dejaba de ser un Panida vestido con su chambergo y su capa negra con su toque de distinción que le servía de protección en las noches y dejaba sus poemas para irse a la labor que más detesta un poeta: trabajar. Ciro se turnaba con los otros poetas para publicar en los diarios y así recibir algún dinero por sus colaboraciones.


Luego, en l934, se originó la Sociedad Colombiana de Arquitectos de Antioquia con la participación de: Luis Olarte Restrepo, Juan Restrepo Álvarez, Ignacio Vieira Jaramillo, Roberto Vélez Pérez, Gerardo Posada González, Roberto Vélez Restrepo, Carlos Obregón, Jesús Mejía Montoya, contando también con: Arturo Longas, Martín Rodríguez y Félix Mejía Arango.


Longas persistiría en su necesidad de preparación profesional, ya que desde 1915 había ingresado a estudiar por correspondencia, en la Internacional Correspondence Schools de Scranton, Pensilvania, y recibiría su diploma en 1933. Ya su oficina era en Junín # 120/ 122. Esta institución había sido fundada en 1891 por Thomas J. Foster que respondía preguntas sobre minería y la maquinaria indispensable en su revista Colliery Engineer y Metal Miner, y así nació esa institución por correspondencia ante la necesidad de capacitar a los mineros, ante la sucesión de accidentes y debido a la necesidad de que se prepararan para su propia seguridad. “ICS también ofreció a sus estudiantes la oportunidad de inscribirse para cursos en el plan de cuotas. Los cursos podrían ser pagados por adelantado o en "sesenta-días-mismo-como-efectivo" base. Sin embargo, la mayoría de los estudiantes optó por pagar en cuotas mensuales de tres, cinco o diez dólares. El plan de cuotas era extremadamente importante para la mayoría de los estudiantes, porque algunos de los cursos de ICS eran caros. Por ejemplo, en 1906, el curso de "Arquitectura Completa" costaba $ 110 .Estos planes de pago permitieron a las personas que no ganaban mucho aprovechar una oportunidad educativa increíble con un presupuesto”. (1)


El 12 de febrero de 1939 Longas participó en la colocación de la primera piedra del Club Campestre en el Poblado, del cual sería su constructor, ya que su hermano Horacio, había ganado el concurso.


En 1916, en la Guía Ilustrada de Medellín de Germán Hoyos, Longas aparece junto a Enrique Olarte en Boyacá número 123. Luego, en su trasiego, su oficina ya está en Bolívar 129 en 1938. Carlos Arturo Longas morirá en Medellín en el año de 1959.


Entre sus obras podríamos valorar su presencia: la Barquereña en Sabaneta, el Teatro Municipal de Aguadas, las casas de Ernesto Peláez, Alberto Echavarría, Daniel Peláez, Carlos Latorre, M.K. Rauch, Hernán Pérez, Ana Lucia Echavarría, Bernardo Mora, y la Farmacia Imperial. Él diseñó también la cúpula de la iglesia de San Antonio, luego trabajó en la Cooperativa de Habitaciones y en Colombiana de Construcciones. Es decir, Longas fue uno de los constructores de la ciudad, y aún perduran sus huellas.


Salí, salimos de la casa de Longas, esa casa que estuvo rodeada de pinos, que le daban esa apariencia de ser una mansión encantada donde los chicos del 90 iban a mirar la supuesta persona que aparecía en el ojo de buey del segundo piso. También una vecina recuerda un jardín de orquídeas que bordeaba la calle posterior de su fachada o de “encima” como dice. También allí vivió el cónsul de Holanda. Pero estos son apenas datos, fragmentos, donde intento reconstruir el hábitat de uno de los arquitectos que le dieron lustre a Aranjuez, por haber vivido allí y a la ciudad por la elaboración de algunas obras, escasas, pero valiosas, aun en pie. 


La casa de los pinos, como aun, le dicen está ubicada entre San Cayetano y Aranjuez, perteneció a esa familia de artistas qué trabajaron el vidrio, vitrales, la escultura y pintura. Luego abrieron allí las oficinas de una EPS, también la Cooperativa Multiactiva, y ahora un grupo de teatro, Arlequín y los Juglares dirigido por Adriana María Diosa.

Bibliografía:


-100 años de arquitectura en Medellín 1850-1950, Banco de la Republica, Medellín, 1989.


-González, Luis Fernando. Del alarife al arquitecto, Universidad Nacional de Medellín, 2011.


-(1) http://digitalservices.scranton.edu/cdm/landingpage/collection/ics


…..

martes, 28 de marzo de 2017

wiz khalifa visita a medellín en tiempos de la coca /



wiz  khalifa visita a medellín en tiempos de la coca
víctor bustamante

wiz khalifa que no es ningún califa con pozos enlodados de petróleo & menos un califa como harún al-rashid  en las mil & una noches/ sino un seudónimo con el que se maquilla un rapero americano que le canta a los estados de excepción donde la droga/ es el elemento vital inducido por la necesidad de nuevas sensaciones/ & sobre todo por la publicidad de la prohibición/
él ha visitado a medellín en tiempos de la coca/ el principal producto de exportación del país/
alrededor de esa droga mágica que fue industrializada por los carteles sin magia & eso sí con sangre & dinero se ha formado una cultura que es radiada & publicada cada mañana cuando decomisan algún alijo de cocaína/ así como cuando atrapan a uno de los miles de jibaros de la ciudad o cuando descubren dineros calientes en manos de alguno de los llamados servidores públicos e impúdicos que ahí mismo hace recusaciones & sacan las lágrimas de cocodrilo para decir que son persecuciones políticas/ (popeye es una celebridad)/
& además como esa droga es tan apetecida en el exterior & aun en las entrañas del país / ha creado  esa mitología de asesinos & de traficantes que copan los medios & adquieren su status/
esa es la imagen de la ciudad/ medellín/ en el exterior/ la que construyó la coca como la más efectiva multinacional colombiana por los dineros que fluyen en grandes cantidades/ ya que la riqueza da nivel/ & sino que lo digan quienes dependen de alguna manera de ella & quienes manejan los hilos invisibles de las exportaciones de la coca.
por supuesto/ khalifa no iría a visitar la tumba de carlos vieco ni la del dueto de antaño menos la de gustavo quintero ni la de Rodolfo o la del titán/ no/ él quería algo más moderno que le había dado al mundo otras sensaciones desde el trópico y más desde medellín / esa ciudad donde  los artista son menospreciados porque pueden más las viñetas & los sloganes para atraer turistas/
por eso khalifa/ que/ a lo mejor/ sí ha probado ese producto de exportación/ ese combustible no fósil sino que anima la libido y el habla /vino envuelto en una nube de marihuana a lo que hacen la mayoría de los gringos de sandalias & otros extranjeros que visitan estos pagos & así a darse su vuelta por los sitios del crimen: el tejado donde  fue abatido  el capo de capos/ el edificio mónaco/ doradal &/ por supuesto/ la tumba donde yace no mi amigo sino pablo emilio escobar/ {[(que no le gustaba el perico porque sabía lo del embale y prefería la yerba)]} / para luego/ khalifa con valija y todo/ irse a celebrar con una farra donde las prepagos con sus pubis no angelicales sino con sus registradoras carnales que hacen su agosto en todos los meses del año/
el paquete turístico que ofrece visitar la ciudad ha llevado apresados al empresario que traía ancianos de nevada & dakota para calentarlos con el fuego fatuo y postrero de las vulvitas de las comunas embadurnadas con labial chino./
khalifa más ansioso vino no solo a cantar en un concierto sino a visitar a su ídolo/ le parecía mentira saber que estos eran los lugares del capo siniestro & sin estro/ esa es la calidad intelectual de algunos visitantes: cineastas / periodistas/ músicos & una larga fila de turistas estólidos que vienen a buscar el repertorio del crimen & la parte sucia de la ciudad de la eterna aspiradera/
khalifa quería experiencias diversas/ no visitar en orlando disneyworld/
desde las calles de medellín
marzo 28 2017





jueves, 23 de marzo de 2017

Medellín 2017/ la tacita venenosa / víctor bustamante

                                                                                       Carlos Mendoza


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medellín 2017/ la tacita venenosa /

víctor bustamante

600 mil motos chinas/ coreanas & japonesas
1500.000 automotores (camiones & camionetas/ buses & busetas/ autos & auticos/ volquetas & volqueticas / jaulas & jaulitas/ mafionetas de marcas exóticas/ de alto & bajo cilindraje & diverso tamaño)
expulsan sus humos de gasolina extra o corriente/ diésel & otros aceites transformados en excelsas toneladas de co2 al pequeño cielo de la villa/
todo está dado para respirar ese aire emponzoñado para la movilidad que tanto apetecemos.
.
600 mil motos chinas/ coreanas & japonesas
1500.000 automotores /uno por cada habitante de la ex ciudad industrial / (mulas/ tractomulas/ buses/ autos/ volquetas/ jeeps/ jaulas de todas las marcas/ sedanes/ minivans de todos los cilindrajes & tamaños)
deambulan sin control por las calles ampliadas & abiertas para su majestad la máquina de trasporte & no le quepa duda que hay que destruir la ciudad para que ellas pasen con la pompa de la contaminación a cada minuto.
 .
& no hay forma de evitarlo porque al buscar vencer el peso & el paso del tiempo/
nos infundieron que había que viajar rápido / tener movilidad & si llegaron los autos fueron bienvenidos con cada marca nueva & reluciente / con cada dispositivo nuevo que llegaban desde las mesas de los planos de la general motors o de hunday o de lada & gaz
& de los salones mundiales del automóvil de alta o baha gama/
pero detrás de esas máquinas diseñadas para vencer el viento & beber + combustible nunca caímos en cuenta que venía la muerte con sus venenos postmodernos que opacarían a cualquier asesino en serie/ a cualquier guerra inútil.
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sí/ ya sé/ sabemos que aramos la tierra pero aun no logramos volverla un desierto
sí/ ya sabemos que hemos expulsado especies de animales & las hemos sacrificado
& ya envenenamos los ríos & los mares
solo faltaba el aire
que es un bien libre/ sí/ libre para envenenarlo con toneladas de dióxido de carbono.
.
600 mil motos chinas/ coreanas & japonesas
1500.000 automotores (buses & busetas/ miles de taxis para lavar dólares/ autos/ volquetas/ jaulas/ mafionetas de todas las marcas/ cilindrajes & tamaños)
expulsan sus humos de gasolina/ diésel & los aceites con excelsas toneladas de co2 al pequeño cielo de la villa
& aún continúan quemando gasolina a destajo porque siempre hay que ir a algún lugar & deambular por las calles.
 .
600 mil motos chinas/ coreanas & japonesas
1500.000 automotores (buses/ autos/ volquetas/ jaulas/ mafionetas de todas las marcas/ cilindrajes & tamaños)
chimeneas de las escasas fábricas/ chimeneas de las cocinas de coca que se encienden bajo carpas veteadas de verde camuflado/
envían humos & gases tóxicos/ + co2/ + vapores venenosos.
.
que lleguen los sucios exostos/ que lleguen los venenos/
respiramos el dióxido de carbono de la muerte que llega en autos último modelo a una velocidad inesperada /que van a beber no como los peces en el río sino a las estaciones de gasolina & a medirse la emisión de gases en el país de la corrupción.
.
alerta roja/ alerta naranja/ para que sigan quemando el aire/
así el medellín/ ya desarmado/ siglo xxi/ continúa quemando gasolina/ diésel & aceites/ gases & lubricantes para expulsar las serpientes de sus humos a los profundos cielos acerados/ ya los arboles tosen/ & la neblina de muerte del efecto invernadero pellizca & oculta con su vaho tóxico el azul de la mañana
& opacan los rayos de las bicicletas.


23/ marzo/ 2017




martes, 21 de marzo de 2017

Poemas de Eduardo Escobar


Poemas de Eduardo Escobar

Busqué a Dios...

Busqué a Dios con sinceridad y paciencia
En el directorio telefónico
En aguas mansas y turbias
Y en las precipitaciones de agua
Lo busqué en la ausencia de los que amamos
y en los desperfectos de nuestra mansedumbre
Me fui tras El por pequeñas ciudades
Busqué su fotografía cada mañana en los periódicos
Amé en la risa de las muchachas su risa
Y en la mirada de mi prójimo
Encontré muerte en todas partes
Pero buscar es lo que importa
..

Tango de los hampones

Muchas veces quise ser bueno
Pero siempre me convencieron 
De la movida de la bolsa o la vida
Que es la moda del siglo que corre.

Por eso solo me preocupo 
De mantener mi  billetera gorda a cualquier precio 
Y del bien sacrosanto de mi panza. 
Desoigo los consejos de los pobres, y buenos.

Hay que trampear para poder sobrevivir
Tretas y artimañas convienen
Y es ventajoso mantener alguna carta oculta.
Los discursos morales, ya se sabe, conducen a la ruina. 
Hay que ir armado        también      por el buen camino. 
El mundo se pone cada vez más difícil. 
Pregúntale a mi pistola.

Entre el justo y el pecador
La diferencia está en el muerto. 
Y aunque no haya muerto malo
Es preferible seguir vivos. 
El vencedor impone la moral. 
Las víctimas no cuentan. Se cuentan. Y se olvidan.

Muchas veces quise ser bueno. 
Pero, quién alimentaría a mi familia.

Es prevenir que tener que lamentar
Y menos peligroso golpear de primero. 
Por hacer el bien sin mirar a quién
Muchos, que ya olvidé, encontraron mal fin. 
Es bueno y loable intentar ser honrado. 
Pero resulta un sinsentido 
En este mundo corrompido.

La virtud es hermosa no cabe duda. 
Pero las virtudes del rico son evidentes
Y están bien respaldadas por los bancos. 
El que cuenta sus morlacos 
Dispone bien las partes del antiguo problema 
De lo bueno, y lo malo. 
Hay que alejarse de la horrible pobreza.

Hay que ser duros, antes que demasiado puros. 
Golpea fuerte, y no lamentes tu suerte. 
Si no existieran el bien y el mal
La vida sería como pan con pan.

Unete a mi banda.              No te irá mal.            Si eres leal. 
Y sobre todo, te cuidaremos de la policía. 
Es una porquería.


Poemas de Philip Larkin


Poemas de Philip Larkin

Al mar
Sortear el pequeño muro que separa el camino
de la calzada de concreto que bordea la playa
evoca nítidamente algo conocido hace ya tiempo:
la diminuta algarabía de la orilla del mar.
Todo se agrupa bajo aquel horizonte:
la playa, el agua azul, toallas, rojos gorros de baño,
el renovado derrumbarse de las olas mansas
sobre la arena dorada y, a la distancia,
un vapor blanco clavado en el atardecer.

Y todo esto todavía ocurriendo, ocurriendo por siempre.
Yacer, comer, dormir al arrullo de la resaca.
(escuchar los receptores, aquel sonido todavía doméstico
bajo el cielo) o amablemente llevar de un lado a otro
a los indecisos niños, ornados de blanco,
aferrados al aire inmenso o conducir a los rígidos ancianos
para que disfruten su último verano,
es lo que sencillamente aún ocurre
en parte como un rito
en parte como un placer anual.

Como cuando, feliz de encontrarme libre,
buscaba Famosos del Criket en la arena,
o, mucho antes, cuando oyendo el mismo graznido marino
mis padres se conocían.
Ahora, ajeno a eso, veo la nítida escena:
El mismo agua transparente sobre los suaves guijarros.

Allá en la orilla las débiles protestas de lejanos bañistas,
y luego los cigarros baratos,
papel de estaño, hojas de té y,

entre las rocas, latas oxidadas de sopa, hasta que
las primeras familias inician el regreso hacia sus autos.
El vapor blanco ya sea ha ido. Como un cristal empañado
la luz se ha tornado lechosa. Si lo peor de un clima perfecto
es nuestro traje de baño suelto
puede ser que por hábito éste haga lo mejor,
llegar al agua desordenadamente desvestidos cada año;
enseñar a los niños mediante esa suerte de payaseo
y ayudar como se merecen a los viejos.


Condolencia en blanco mayor

Echo cuatro cubos de hielo
que repican en el vaso,
agrego tres chorritos de ginebra,
una rodaja de limón
y dejo que las diez onzas de tónica
se mezclen espumosamente hasta el borde.
Entonces alzo mi vaso en solitario brindis:
Él dedicó su vida a los demás.

Mientras otros usaron como ropas
a los seres humanos en su vida,
yo me avoqué a llevarles, a quienes pude,
la extraviada...
No funcionó para ellos, tampoco para mí,
pero así, toda inquietud estuvo más próxima
(o así lo creímos) al gran desvelo
que de habernos equivocado separados.

Un tipo decente, realmente de buena estirpe,
muy recto, uno de los mejores,
recio como un ladrillo, un as, buen compañero,
cabeza y hombros por sobre los demás;
¿cuántas vidas habrían sido más insípidas
de no haber estado él aquí entre nosotros?
Salud por el hombre más blanco que conozco.
Aunque el blanco no sea mi color favorito.


Altas ventanas

Al ver a una joven pareja
y pensar que él se la coge y ella
toma anticonceptivos o usa un diafragma,
comprendo que ese es el paraíso

que cualquier viejo ha soñado su vida entera
olvidando ataduras y ademanes
como a una antigua segadora, y los jóvenes
bajando interminablemente, en su largo resbalón

hacia la felicidad. Y quisiera saber
si, cuarenta años atrás, alguien me miró,
mientras pensaba: así debería ser la vida;
no más Dios, ni sudores nocturnos

a causa del infierno, o tener que ocultar
lo que piensas sobre el sacerdote. Él
y los suyos se irán en un largo resbalón
como libres pájaros sangrientos. E inmediatamente

antes que las palabras surge el pensamiento de altas ventanas:
vidrios que contienen el sol
y más allá, el profundo aire azul, que nada muestra
ni está en ninguna parte y es infinito.


Los viejos tontos

¿Qué creerán que ha pasado, los viejos tontos,
que los ha dejado así? ¿Acaso supondrán
que se es más maduro cuando la boca cuelga abierta y babea,
y se anda uno meando solo y no se puede recordar
quién llamó esta mañana? ¿O que, si lo quisieran,
podrían alterar las cosas y volver a la época cuando bailaban la noche entera,
o iban a sus bodas, o tiraban las manos algún septiembre?
¿o se imaginarán que realmente no ha habido cambio alguno,
y que siempre se habrían manejado como si fueran tiesos y tullidos,
o sentados a través de días de fina y continua ensoñación
mirando el movimiento de la luz? Y si no es así (y no pueden), es extraño:
¿Por qué no lloran?

Cuando mueres, te rompes: los pedazos que eras
comienzan a separarse velozmente los unos de los otros para siempre
y nadie lo ve. Es sólo el olvido, es cierto:
antes ya lo conocimos, pero entonces se estaba terminando,
y se hallaba todo el tiempo unido a la empresa
de hacer brotar la flor de mil pétalos de estar aquí. La próxima vez no puede fingir
que habrá algo. Y estos son los primeros signos:
No saber cómo, no escuchar quién, el poder
de elegir terminado. Su aspecto muestra que están para eso:
pelo ceniciento, manos de batracio, caras de pasa...
¿Cómo pueden ignorarlo?

Quizás ser viejo consiste en tener habitaciones iluminadas
dentro de tu cabeza, y gente en ellas, actuando.
Gente que conoces, sin poder nombrarla; apareciendo cada una
desde puertas entornadas como una honda pérdida restaurada,
depositando una lámpara, sonriendo desde una escalera,
extrayendo un libro conocido desde el estante; o a veces
sólo las habitaciones, las sillas y el fuego encendido,
el aplastado arbusto en la ventana, o la tenue amistad del sol
en el muro cierta solitaria tarde de mediados de verano
después de la lluvia. Allí es donde viven:
No aquí ni ahora, sino donde todo ocurrió alguna vez.
Por eso es que tienen

un aire de confusa ausencia, intentando estar allí
aunque permaneciendo aquí. Extendiéndose por las habitaciones,
dejando una incompetente frialdad, el constante esfuerzo de respirar
y ellos inclinándose ante el monte de la extinción., los viejos tontos, no percibiendo nunca
cuán cerca está. Esto debe ser lo que los mantiene quietos:
Aquel monte que nunca perdemos de vista dondequiera que vayamos
ya es para ellos un elevada cuesta. Pueden acaso decir qué los está retrasando
y cómo terminará. ¿No por la noche?

¿Ni cuando llegan extraños?
¿Jamás, a lo largo de toda esta espantosa inversión de la infancia?

Pues bien, ya lo averiguaremos.

domingo, 12 de marzo de 2017

Raúl Mejía / Poemas Últimos



Raúl Mejía
Poemas Últimos
 ..................

MAÑANAS

Mañana fría, dominical.
Algunos caminan, divagan, se mezclan.
Avanzo y observo como ascienden
-Entre antiguas, renovadas humedades-
Resistentes montañistas:
Agudos bordones asaltando humus, hojas, rocíos.
Lentas, despiertan deseadas mujeres,
Párpados aun reteniendo pesadillas
(No todas las pesadillas son deleznables)
Y, auxiliados tras inasibles suspiros,
Fantasmas rondando senos, labios…

En esta fría mañana dominical,
Se aprecian vestigios de reticentes angustias,
Perplejidad y silencio agotados de violencias, disputas,
Ironías y azares trazando complicidades.
He prometido ni una sílaba más,
Vistazos,
Diálogos revestidos de obligaciones.
Vivimos, apenas, para presenciar escasas mañanas,
Serenamente grises
Acechantes de nubes, lluvias, versos…         
Mañanas en las que
El suave lomo de mi mascota
Aleja pesadumbres.
Mañanas en las que
Regresos de lluvias
Evitan saltos al vacío.
Mañanas en las que
Oyes y cantas con “Ceratti”,
Lamentando tan prematura partida.
Mañanas en las que
Prosiguen ausentes
Aquellos urgidos de ser llamados, buscados.
Mañanas en las que
Persisten vomitivas lecturas
De poetastros y poetisas desopilantes.
Mañanas en las que
Fluyen olores a café, caricias,
Descartados por atrapados entre pantallas y datos.
Mañanas en las que
Renovados fantasmas
Recorren pesadillas, melancolías, nostalgias.

 Mañanas en las que
La Poesía cambia claves,
Encriptándose de ironías y acechanzas.
Mañanas en las que
Ejecutan displicentes órbitas
Altas aves rozando suspiros.
Mañanas en las que
Somnolientas, desnudas
Adolescentes afrontan espejos.
Mañanas en las que
Cotidianas ósmosis de cercanos
Tienden ruidosos puentes y senderos.
Mañanas en las que
Algunos solitarios
Dejan selectivas pistas.
Mañanas en las que
Tal vez, sea nuestra muerte
Deleznable ceniza que no amenaza…  
  


MANOS


Todo hijo lleva de la mano a sus padres,
¿Qué mano lo conduce a él?

Extrañas mezclas e incluso sincronías
Mientras desgastados pasos animan al sudor;
Tanto se ve, tanto se ignora
Como si viviésemos ósmosis de calmas aves
Regresando entre aires, apatías y demás.
Sé que no puedo desplazarme sin consecuencias,
Sin equilibrios
Y no es posible, siempre, poseer tactos comprobables:
Una mano, también, me sujeta, empuja, guía.
Igual espléndidas mujeres, fascinantes sombras
Son orientadas hacia cálidas esperas;
Agresivos hombres impostando trascendencias
-Nominarlas sería secuenciar desasosiegos-,
Se contraen, conducidos por manos
Propiciando catástrofes.
En aulas, pasillos, calles, muros recientes,
Juveniles rostros intentan articular
Ese añoso, artrítico ritmo del tiempo:
Ingenuos, apenas gesticulando silencios,
Manos férreas los apuntalan hacia abismos…

Proseguirán hijos tomando de dedos, brazos a ancianos,
Concluyendo epifanías, transfigurando cenizas.

Manos, manos, ¡tantas manos!
Atando
Señalando
Finalizando…

                                                                TATUAJES


Oh recordada, bien deseada amante,
Años después sufres el deleite
Del tatuaje nupcial renovado…
Has inscrito sobre inocente piel
Obvios íconos, trazos, fechas:
Deleznables inmediateces, semiologías…

Ah extrañada, antigua amante,
Pretendes atrapar nostalgias
Sobre tintas, dolor y compromisos…
No es así que rehúyes a tus fantasmas,
No es así como se pertenece,
No es así que se ocultan lejanas caricias…



RESOLUCIONES

 Resoluciones tempranas…

Al salir, aún, adormecida luna,
Recordando, quizá, atrevidas nostalgias nocturnas.
Asciendo esta alta, transitada senda
Y, entre calculados pasos, variedad de seres.

Decisiones espontáneas…

Aristas penetrantes del verano
Hieren, a su modo, ingrávidas abstracciones:
-que siguen siendo acechantes silentes nubes
-que no debo evitar a fantasmas de bellos cuerpos
-que allá aquel gazmoño poeta y su ego resentido.

Aplazamientos inevitables…

Fuerza, olfato y terquedad de mi mascota,
Ironías abrazando difíciles portales.
Medellín agresiva de luz, huérfanos, vacíos;
Amantes despetalando suicidios, olvidos,
Urgente soledad brutalmente dosificada.

  

ES EXTRAÑO…

Es extraño,
No existen fotografías, tatuajes, rescoldos…
Versos sí, consecuentes a penumbras,
Débiles ecos de pieles tras abrazos.
Siendo así,
¿De qué podrían culparnos?

Es triste,
Te acompañan luz, sombra
Y otro cuerpo, apenas habitando
Incipientes nostalgias.
Aquella canción dedicada,
¿Persiste aún entre hastíos, ironías, abismos?

Es inevitable,
Dotada de cenizas fértiles
Renaces escasa de recuerdos,
Besos, entregas…
Apasionada amante,
¿cómo pudieran susurrarte tristes fantasmas?


   
PERSISTENTES

Persistentes ironías…

Recuerdo palabra a palabra
Vieja melodía sentimental:
No canto bien, olvido mal.
Distantes días, suspiros sucesivos;
Línea a línea prosigo:
Acompaño regular, olvido peor.

Aprehensivas nostalgias…

Extensos años en sostenida juventud musical.
Desvencijadas puertas ya memoria de patios.
Encuentros sosteniendo perdurables intensidades.
Recuerdo imagen tras imagen,
Identifico ecos, levedades, susurros, fantasmas.
Mal entiendo estos días: no sé olvidar.


KAVAFIS HABITA SEVEROS INSOMNIOS…

Podría tejer enormes, densas mortajas,
Con abundantes sedas que proveen mis insomnios.
Penumbra tras penumbra se asientan abrasivas
                                                                     melancolías,
ejerciendo abducción de abismos.
En este cuarto resuenan silencios rescatando zozobras,
Sin orden alguno se agolpan distantes imágenes
Y es pobre refugio aquel manuscrito a medio finalizar.
Incluso padezco interminables deslices: arenas
Debilitando frágiles triángulos de horas.
(No podría soportar ominoso “tic-tac” mecánico)
Llevo días así y apenas dormito
Cuando se acercan eróticas cadencias, luces, siluetas;
Quisiera acompañarme de antiguas travesías nocturnas:
Reyes, dioses, héroes y amantes
Sumidos en laberintos, pausas e inveteradas nostalgias;
Algo hallaría que permitiera besos, roces, suspiros.
Oh sí, anhelo regresivas “amadas sensaciones”,
Sin embargo, esta perfección de ausencias
Dificultan sosiegos
Eternizan fantasmas
Filtran pesadillas
Prolongan ancianos, severos insomnios…

  
AHORA…

Ahora posas con sugestiva mascota…
Cerca sombras conocidas:
Tú, él e hipocresías de casados.
El que no observes
Cómo la nostalgia nos rodea con letales ironías
Evita, por ahora, naufragios
En tu utopía de sentirte pareja.

Sentirse nombrada durante confusión de roles
No garantiza deseos, respuestas, auxilios.
Es triste que atrapes fantasmas
Como trueques de pesadillas:
Tiernas eternidades no logran tiempo extra.

Furtivos escapes de nubes y vientos
Aún rondan ansiosos besos, abrazos.
Tatuarse grafemas o ridiculizar imágenes
Son, a lo sumo, ceniza de penumbras.
Días, meses, años habitaremos íntimos abismos,
Urgiendo lazos que jamás merecimos…