domingo, 20 de marzo de 2016

Mil y unas palabras para Fátima Correa / Víctor Bustamante




Mil y unas palabras para Fátima Correa

Víctor Bustamante

Busco el significado de su nombre en el Diccionario de nombres, y vaya sorpresa, no aparece. Pero Mr. Google que parece saberlo todo me ayuda. “Fátima: Una mujer compasiva, amiga de sus amigos, que se preocupa por los demás y nunca deja de lado a nadie. Así es Fátima. Se le da bien escuchar y opinar. Además, el origen de este nombre propio es muy interesante. Fátima significa ‘mujer única’. Muchos progenitores lo elegían para sus hijas, con el fin de darles este valor, la unicidad, que no fuesen una persona más en este mundo, para que dejara su huella”.

O sea, no era previsible que Fátima Correa fuera cineasta por una razón de peso, a lo mejor el significado de su nombre fue elaborado cuando no se podría sospechar de la invención del cine. Pero bueno, dejemos esa parte especulativa ante un nombre escaso y sonoro, nombre que lleva en ciertas películas algunas damas de acento misterioso, venidas del imperio no del sol naciente sino de lugares aún más cercanos La Floresta, aquí en Medellín.

Pero vamos a lo del cine. Fátima ha filmado son su puño e imagen. O sea, ella misma filma, parece que quiere hacerlo todo. O sea es la autora de sus imágenes, y así plasma sus ideas cámara en mano. De esa manera, sus cortos son sus propias imágenes. Ella misma las ha captado, les ha dado el Angulo, el encuadre, la luz que necesita, son su propia definición, su creatividad.

Hay un corto La casa azul, que evoca los recuerdos de ella, sobre todo en la esquina, en la superficie del barrio, en ese lugar donde se inicia el culto a la calle, o sea a la ciudad. Ella, ahí, cuando se asoma desde el balcón de su casa, cuando su voz en off habla del barrio lo hace con cierto dejo de nostalgia y no es para menos, cada día asistimos a ese evento terrible de saber que lo que podría ser el progreso admitido por la violencia poco a poco encara y destruye los espacios citadinos. Desde aquí aparece un deseo de hacer perdurar en imágenes su osadía por la nostalgia. Hay varios cortos cortos que se refieren a su ámbito familiar, donde es notoria la persistencia de no querer dejar pasar las presencias valiosas a ella, podría decir, sus imágenes caras: la familia, la casa, su calle. Pero también podría aseverar que se trata de su deseo de creación al buscar allí una manera de experimentar, de aprender a dominar su gramática personal. Por esa razón La perra de papi, Burbujas, Animamiento, La gallina, el río y la mariposa, Atardecer en terraza, Desde el olvido, dan la impresión de ser no espacios comunes, sino sus espacios, donde lo cotidiano que observa, donde la presencia de las imágenes que huyen deben de ser captadas, miradas, aún más admiradas, y no dejar que desplacen a otro lugar: la desmemoria.

Aunque a veces regresa a su ámbito personal, lo cotidiano como lectura de su presente, de sus estancias efímeras, también hay otro vértice en su creación: la solidaridad, la denuncia que se extrae al mirar Flores para Garzón, No los dejaremos dormir, Hoy mi cuerpo fue una masacre televisiva, El parque de los deseos, El peligroso violinista, que se deslizan en sus caminos creativos así en ese ámbito donde el artista es cuidadoso para no caer en lo panfletario, en la desgarradura de la solidaridad que vapulea su creación.
Lo que se plasmará luego en lo que es su mejor trabajo Campeón. Un corto donde ella busca a Pambelé, su gloria perdida y su declive actual por la calles de Bogotá y así de su mano y de su cámara vamos a San Basilio de Palenque y a Chambacú, espacios propicios donde el campeón inició su vida. Su tía, sus amigos, su madre, su hermana son la presencia de Pambelé, así como su tío quien le dio el nombre de boxeador, aunque era prestado. En el palenque, en Chambacú, perdura la memoria del campeón de boxeo. Ahí reside, en la ausencia de este corto que busca al campeón sin poderlo ver sino al final en la pelea televisiva cuando Pambelé le gana a Frazer, y así inicia esa leyenda corta de los deportistas que luego de una cota alta caen como es costumbre en el país de los olvidos mutuos. Hay imágenes de las personas cercanas a Pambelé, de su entorno, mujeres lavando ropa en el río, así como sus amigos que aún lo tienen presente. Mientras el campeón, no sabemos en cuál calle de Bogotá o de Cartagena o del país camina las calles en ese tráfago diario por la supervivencia y el indiferencia que lo ha dejado solo en los titulares de los diarios.

Ahí en esa nostalgia en ese evento de la vida que se diluye hay esa búsqueda de Fátima, por la perdurabilidad, lo cual la conduce a filmar Desde el olvido que es nada menos que mirar, revisitar, vivir el proceso de elaborar la panela en un trapiche de caña. Ella va, filma, plantea, revisita su entorno familiar, que es otra de los deseos de sentir la presencia de lo que se va, pero Fátima no quiere que ante la desmemoria estos ámbitos todo se diluyan sino que desea que el recuerdo no sea lo que se borre en la mente sino que para eso los plasma en imágenes.

Pero bien, ella ya ha filmado, interrogado su entorno familiar y ahora esperamos algo: que se suelte más y busque otros caminos.

Otra veta creativa de Fátima no en Portugal sino en York, ahora distante y distinta, es el humor, lo que se nota en ese pequeño arabesco que es Valderrobles, pero que se acrecienta en su mejor trabajo crítico, Postales de amor, donde despedaza el mito de hacer cine, la soberbia de la directora, la perseverancia de las malas actrices y, sobre todo, nos indica como hay un humor que corroe, ante el tercermundismo que impera por estos pagos. La mítica cámara que filma es solo un bibelot de cartón que no filmará ninguna imagen, pero que es la protagonista porque sabemos que quien la maneja y sigue a los personajes es solo una ilusión, y así entendemos que es solo una acida critica a los cineastas que cámara en mano, buscan y agreden el paisaje fílmico con su búsqueda de vidas disolutas, con ese telón en primera línea de la miseria colombiana para exportarla como síntesis de lo que somos olvidando otras posibilidades. Así en este corto Fátima se deslinda de sus temas que la obseden y se inclina por replantear el hacer cine y se aleja de esa visión medellinense, sobre todo, de indagar la porno miseria como estro creativo en el cine.

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Conversatorio con Fátima Correa

Víctor Bustamante: ¿De dónde viene ese gusto por el cine?
Fátima Correa: Pues ni sé, porque empezó muy temprano, y fue alimentado siempre por mi familia
VB: ¿Ibas a ver películas con tus padres? ¿Te apoyaban en tu deseo de realizar cine?
FC: Ambos. Mi primera cámara la tuve a los doce años y el primer curso de cine con Luis Alberto Álvarez fue a los trece. Tanta era mi obsesión que me seguían la corriente. Mira, a los once años, digamos, me la pasaba haciendo radio historias, para que me vieran talento y me dieran una cámara. Pero eran buenísimas, soy buena imitando voces.
VB: ¿Estuviste con Luis Alberto en los cursos del Instituto Goethe o en el Colombo- Americano o en la Alianza Francesa?
FC: Los primeros en el Colombo-Americano Y el ultimo que se llamaba Películas invisibles fue, creo que, en Yurupary o algo así.
VB: ¿Qué aprendiste con él?
FC: Me acercó a cinematografías distintas y poéticas, cine europeo e independiente del mundo. Pues en esa época Kieslowski.  Nadie lo había visto siquiera y él nos mostraba su trilogía. Incluso muchas pelis no estaban traducidas y él las iba traduciendo, en la medida que la veíamos, con micrófono. Me acuerdo de la voz de él con ese micrófono. Él era como un topo explorador de las cinematografías del mundo, y su labor fue determinante en Medellín, dejó escuela, a nivel de críticos y realizadores, creería yo. También me acuerdo de su programa los viernes por la noche, que presentaba unas pelis buenísimas. Me acuerdo de una que me impactó mucho que se llamaba Rocco y sus hermanos. Iba al Colombo, también iba al Mamm cuando era bueno en Carlos E. Ahí me pillé los mejores ciclos. También iba a Cine Centro y al Libia.
VB: ¿De los ciclos de cine cuál recuerdas, y qué viste que recuerdes en los otros teatros?
FC: Muchos: Bergman, Buñuel, Rohmer, de los hermanos Kaurismaki.
VB: ¿Y cine colombiano no viste nada?
FC: Sí, claro. Me acuerdo un corto muy bello que vi creo, que con Luis Alberto, que se llama Cuartico azul de Luis Krum, para él era un corto muy importante, y a mí me pareció muy bello. Víctor Gaviria ha sido de los directores el que más he admirado junto con Mayolo. Sí, también vi un corto, pero ya con Carlos Henao que me impactó. Una de mis películas favoritas del cine colombiano, que se llama Diario de viaje. Ese corto me marcó mucho. Me dijo: Se puede hacer cine con cualquier dispositivo, no hay excusa.
VB: ¿Dónde estudiaste cine?
FC: En Bogotá, en Unitec.
VB: Pero hay algo importante, los que queríamos hacer cine no teníamos donde estudiarlo, pero tuviste esa posibilidad.
FC: Mi generación fue más afortunada.
VB: No lo creas, cada generación posee sus subterfugios.
FC: Sí, pero digamos mi generación la empezó a tener fácil, porque el video se hizo de muy fácil acceso y además porque hubo un boom. Ya la generación siguiente la tuvo todavía más fácil por todo y por la brecha que está abriendo.
VB: ¿Luego de estudiar cine en Bogotá, regresaste a Medellín? ¿Cuál fue tu trabajo de grado?
FC: Un guion de largometraje. Pues tiene varios nombres. Es que no me acuerdo cual fue el definitivo. Creo que La historia de José o algo así.
VB: Hay un corto tuyo, La casa azul, donde se resuma nostalgia. Por la forma en que cambian los barrios, en este caso tú espacio. Habla del deterioro de las esquinas, de todo.
FC: Sí, ese video es en La Floresta, un barrio que como muchos de Medellín se ha ido transformando.
VB: ¿Por qué lo hiciste en blanco y negro?
FC: Porque el blanco y negro me parece más evocador y nostálgico.
VB: Hay un recurso en tus cortos, tu voz fuera de cámara. Hay una niña desnuda que corre en la casa y luego apareces en el balcón. Es una manera de evocar una casa, así como a tu familia. Cuenta más sobre el corto, además hay lluvia todo eso, una banda. ¿Cómo lo ideaste?
FC: Ah, porque de alguna manera siempre estoy hablando desde mí, de mi vida, de mi familia. Siento que es como una honestidad. Hice el video durante varios años, por eso aparezco primero de pelo largo y luego de pelo corto, etc.
VB: ¿Cómo es el proceso para filmar, ideas mucho, corriges mucho o eres apresurada?
FC: Por ejemplo, ese video, primero me empezó a rondar la idea, escribí un cuento que se llama La casa azul, que es también sobre la casa y mi familia. Luego empecé a grabar, por algunos años, finalmente hice una primera edición. Pero no me gustó, entonces la guardé como por tres años, y ya estando en Holanda, tal vez gracias a la nostalgia que sentía lo edité.
VB: En Campeón comienzas a buscar a Pambelé en Bogotá. Luego vas a San Basilio de Palenque en Cartagena y allá buscas a sus amigos. ¿Por qué te llama la atención Pambelé?
FC: Por mi papá, viste que en el video lo digo. Me gustan esos héroes olvidados.
VB: La nostalgia te convoca
FC: Sobre todo porque Pambelé representa todo lo que la sociedad desprecia.
VB: Me gusta la parte de San Basilio al mostrar a sus amigos, su vida cotidiana. Es algo lleno de dolor.
FC: Claro, a mí no me tocó esa parte, pero la conocí por medio de mi papá. Él lo admira mucho y me habló mucho tiempo de él, hasta que viviendo en Bogotá empecé a hacerlo, buscarlo. Nunca lo encontré. Años después se dio la oportunidad de ir a Cartagena y entonces lo continué.
VB: ¿En los videos quién hace la cámara tu o algún amigo?
FC: Siempre la hago yo menos en Postales de amor, que me ayudó Alba, yo hice también pero más ella, y en Flores para Garzón también me ayudó un amigo.
VB: En Campeón me gusta ver a Bernardo Caraballo y a Rodrigo Valdez. A Valdez, ¿cómo los encontraste?
FC: Buscándolo, preguntando en las calles, en los gimnasios.
VB: De pronto en la vida nacional desaparece Caraballo.
FC: Es un descaro cómo terminó Caraballo. Él se pudo pensionar no por deportista, sino por cargador de bultos.
VB: Pudo ser más grande que Pambelé.
FC: No, no creo. Aunque todos lo admiraban.
VB: Cuando regresó de Japón luego pelear con Harada, donde le robaron el título de peso gallo, prendía con billetes de dólares los cigarrillos. Dilapidó su fortuna.
FC: Mira te cuento otro dato así entretenido. Cuando fue a la inauguración del coliseo Bernardo Caraballo no lo dejaron entrar. Y el pobre diciendo en la entrada al muchacho, pero es que yo soy Caraballo. Ya después se aclaró todo y pudo entrar pero casi que no.
VB: Así le ocurrió a Cochise en el velódromo. No es raro aquí en el país sin misericordia
FC: Una de las cosas que más me fascinaron de esa vida fue Chambacú. Leí Chambacú de Zapata Olivella que me pareció muy esclarecedor de lo que fue ese barrio. Hay un factor común en todos los afros de la edad de Pambelé o mayores, y es Chambacú, es como si ese barrio viviera todavía en el corazón de todos los que lo habitaron.
VB: Es cierto, además luego fueron sacados de allá. ¿Campeón es tu mejor trabajo?
FC: Claro viste que en el video muestro el lugar en donde quedaba Chambacú.
VB: Exacto, sí, sí.
FC: Campeón y Desde el olvido fueron mis karmas. Más de diez años en el de la panela y como siete con el otro. Eso es exagerado no creo que sea el mejor ni nada, solo fue como mi escuela.
VB: Campeón me gusta más, porque es buscar al boxeador ausente que está en la memoria de sus familias, de sus amigos,
FC: Esos dos documentales me enseñaron.
VB: Es una presencia muy fuerte en el país, por el éxito y su declive ante nuestra indiferencia
FC: Sí, aunque Pambelé ha tenido más ayuda que cualquier otro deportista en Colombia.
VB: Sí, sí, es cierto y ha sido muy recurrente a esa ayuda. En Desde el olvido aparece de nuevo la nostalgia. No me vayas a decir que lo hiciste por tu papá.
FC: De alguna manera sí. Esos trapiches son cerca de la finca de mi papá.  Los conocí gracias a él.
VB: Es hermoso ese proceso yo también lo viví. Es un oficio qué poco a poco desaparece.
FC: Omití muchas cosas políticas del video, datos que tenía, porque investigué mucho, y al final no quise denunciar nada, porque las imágenes mismas creí que lo harían.
VB: Es muy preciso, es cierto. Y,¿por qué demoraste tantos años?
FC: Porque quería ver el deterioro de los trapiches. Viste que al final están parados. Yo sabía que iban en picada, quería ver eso.
VB: ¿Dónde quedan esas veredas Santa Lucia y El zancudo?
FC: Ahí en Vegachí. Fue una finca que consiguieron hace unos años, bueno muchos ya. Yo me considero muy montañera, amo eso, y de Vegachí tengo muchos buenos recuerdos. Mi infancia la pasé por Puerto Berrío. Pero lastimosamente siempre viví en Medellín.
VB: El gallo ornamental es más por encargo.
FC: Sí, claro fue por encargo.
VB: Que te impresionó de esa fiesta. Veo que te gustan los temas campesinos.
FC: Sí, mucho, el campo es lo que más me gusta.
VB: Cuando enfocas el paisaje, la lejanía se te nota. Es tu sello personal, la evocación, cierta pasividad. ¿Cómo definirías este trabajo?
FC: Fue un acercamiento a esa feria que la organiza un primo. Y el tema en particular me gusta mucho. Porque el campo es lo más sufrido de Colombia, y la soberanía alimentaria es un drama que cada vez se agudiza más.
VB: Ahí aparece la chica, Lily Colombia. Es muy interesante, extrovertida, creativa.
FC: Sí, ahí la conocí. Si, ahí la conocí y hubo empatía y decidimos hacer algo juntas e hicimos el de Garzón. Es Diana Gamboa una payasa, vive en Barcelona hace mil años. Ahora estoy editando un video que hice con ella en Barcelona. Pues eso, lo que viste, era como la animadora de la feria, como un personaje en la feria.
VB: Veo qué en lo de Garzón cuando ella anda con la carreta y con la foto, y pregunta por él. Es como una lucha por la desmemoria.
FC: Sí. Lo de Garzón fue de las peores cosas que le ha pasado al país. Su asesinato fue simbólico. Nos mataron la risa, la inteligencia, la capacidad de pensar una realidad. Sin la muerte de Garzón, Uribe no habría podido ganar como lo hizo. Él lo habría desenmascarado.
VB: ¿Por qué lo dices? eso no puede ser previsible, aunque el país está lleno de sorpresas.
FC: Porque Garzón los desenmascaraba a todos. A punta de chistes los ponía en evidencia, y la gente le creía y le entendía.
VB: Te gusta mucho la política. Haces reclamos en otros cortos.
FC: El de la panela me parece que es muy político.
VB: ¿Qué dice tu padre de lo que has filmado? Es una presencia muy fuerte en tu vida.
FC: Él me apoya mucho, él fue quien me dio mi primera cámara de video.
VB: En varios cortos, el de la perra, en lo de la gallina. Me hablabas de la finca en Vegachí, está tu papá, es fuerte la presencia de él.
FC: Sí, es mi musa. Viste que en La casa azul también. Nada, mi familia es mi tesoro y mi tema, la amo. En ese sentido me identifico con Emily Dickinson y su amor por su familia.
Y en ese libro que el tradujo de ella hay una parte donde cita su respuesta cuando la invitaron a algún lado y respondió que no porque de pronto moría su familia o algo así. Estos cortos son como mi diario. Grabo mi vida constantemente desde que tengo doce años. La cantidad de video que tengo es muy grande.
VB: Me gusta eso que dices. ¿Es algo obsesivo?
FC: No sé si obsesivo pero si constante. En mi adolescencia grababa cortos argumentales con mis primos, que me ayudaban actuando y de todo. Bueno como hasta los diez y siete más o menos o menos. No sé. Después ya no quisieron actuar y me toco seguir inventándome historias sin actores ni nada. Hacía cosas muy de experimentar con la luz y la música, y siempre eso, también hice montaje en cámara. Para poder mostrarle a la familia los cortos en el televisor directamente de la cámara, ya que no tenía equipo de edición ni nada. Era muy divertido.
VB: Esos cortos se convierten en parte del álbum familiar. En el fondo eres nostálgica.
FC: Sí, mucho.
VB: No lo pareces, porque has sido crítica y dura por aquí. Noto en tus videos al filmar lo de tú casa y familia.
FC: Una es de no dejar que el tiempo trascurra. Es también un deseo de permanencia. Sí, debe ser algo así. Yo soy crítica pero cuando las escribo me gusta seguir la línea de los Cahiers. En una entrevista en Cahiers du Cinéma Godard, decía que como eran también realizadores, tenían la regla de que toda crítica debía ser elogiosa. Esa concepción de la crítica me pareció reveladora. Y de alguna manera pienso que un buen espectador, un crítico ve muchas más cosas que las que hay. Trasciende el texto, lo eleva.
VB: No lo creas. En otra entrevista hay algo que le aprendí al mismo Godard, dice que la crítica debe de ser terrorista. No puedes desconocer que se hable bien o mal de un texto de todas maneras el cine sigue o como diría Fellini, La nave va.
FC: Esa también la vi con Luis Alberto creo. Luego la volví a ver al tiempo y fue raro. 
VB: Pero sigamos. Está bien tu opinión. En cine hay opciones creativas: argumental y el documental. Te has inclinado más por el último.
FC: No, ha sido circunstancial. Todo lo que hago es auto producido. No participo en convocatorias ni tengo patrocinadores ni nada, entonces es más viable hacer documentales que ficciones, aunque para mí no hay mucha diferencia.
VB: Pero es definitivo en lo que has hecho poco a poco tras un camino creativo.
FC: Sí, me gusta mucho el documental porque es muy libre. Pienso que el verdadero cine que se está haciendo es en el documental. El cine como arte emigró hace mucho tiempo de las salas de cine, y se fue a vivir a circuitos de festivales y otras periferias, se quedó el reinado de Hollywood en sus múltiplex y alguna que otra película que quiera emularlo.
VB: ¿Qué documentalista admiras, miras, sigues en la actualidad?
FC: Hay una mujer que no he podido encontrar su nombre, pero recuerdo un corto suyo que se llama Noviembre. Me impactó mucho. Últimamente Jonás Mekas. El de El avance de Sherman que no me acuerdo el nombre pero ese documental me impactó mucho. Berliner o algo así que no me acuerdo el nombre cómo se escribe.
VB: ¿Y del país, de Colombia?
FC: Pues este año y medio que llevo fuera me he atrasado mucho, pero, pues, ahí de lo que he visto me estoy acordando de nombres. Ah, pues Mayolo: Sus documentales me gustaron mucho también me estoy intentando acordar de otros. Marta Rodríguez y Jorge Silva juntos, también ella sola. Gabriela Samper, Mauricio Carmona. Otros que admiro del documental son Santiago Andrés Gómez y Santiago Herrera, también a Joche.
VB: ¿En lo de los festivales has participado?
FC: En pocos, casi no he mandado. Tengo así en la página digamos veinte cortos o algo así, y si he participado en cuatro festivales; no, han sido cinco; muy pocos la verdad. Me gustaría participar más.
VB: En el documental se crea la posibilidad de hacer lo que llaman porno miseria. Háblame de ese tema.
FC: Yo pienso que la porno miseria ya evolucionó. Ya no es miseria lo que se está buscando sino paisajes bonitos: Vive Colombia, viaja por ella. Bellos paisajes para que las multinacionales los compren. El corto Postales de amor fue mi perspectiva de esa evolución de la porno miseria. En Postales de amor. Un grupo de jóvenes y exitosos cineastas realizan su ópera prima buscando los paisajes más bellos de Antioquia.
VB: Postales de amor me gusta mucho, me gusta lo de la cámara de cartón. Es una huella, una gran metáfora, me gusta el ambiente. Hasta la chica morena, mala actriz, y no es racismo.
FC: Sí, esa era la idea
FC: Es que me parece que también hay una exotización de lo que somos. Tengo mucha curiosidad por ver las últimas películas colombianas. Esperando que las suban a internet para poder ver sobre todo tres: La tierra y la sombra, El abrazo de la serpiente y Gente de bien. Quiero mucho verlas porque creo que me pueden gustar mucho sobre todo La tierra y la sombra.
VB: Pero sigamos con Postales de amor. ¿Cómo surge la idea?
FC: De ver algunas películas colombianas que solo querían mostrar paisajes hermosos. Pensaba en Agarrando pueblo y el ensayo de Luis Alberto, con Víctor Gaviria que se llama “Las latas en el fondo del río”, un poco el final. Es por ese ensayo, un pequeño homenaje a ese ensayo maravilloso y a Agarrando pueblo que para mi gusto es lo más lindo que se ha hecho en Colombia junto con Rodrigo D.
VB: El trabajo que más me gusta de ti es Postales de amor. Estás creativa, fuerte, dejas de lado la nostalgia familiar, sales. Le das otro lustre a lo qué filmas.
FC: Sí, es que es lo que te digo, en Postales de amor hubo mucha producción, en el sentido de que hubo más gente ayudando a hacer, hubo equipo y hubo todo lo que se necesitó para ficcionar, y eso que tocó hacerlo con paciencia porque el presupuesto era casi nulo. Un corto normal no se hace con menos de cinco millones. Yo siempre soy creativa
FC: Es que es algo muy de esa ciudad. Últimamente hasta hace unos años solo había ido a Cuba. Viajar es el paraíso de los tontos, decía una frase. No recuerdo de quien. Y creo que si lo sea, es la definición por excelencia del consumismo.
VB: hablemos de nuevo un poco de política si no te molesta, es por alguno de tus cortos. En algunos de ellos haces crítica, incluso en el homenaje a Garzón. ¿Solidaridad o crítica?
FC: Tal vez ambos. La muerte de Garzón ha sido de lo peor que nos ha pasado como país, una tragedia, con unas implicaciones simbólicas muy grandes en la mente colectiva. Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisiva. Es sobre Rafeef Ziadah poeta y activista palestina, sobre imágenes de bombardeos en Gaza. Los colores de la ira -Rafeef Ziadah. Poeta Palestina Rafeef Ziadah. Son como unos collages que hice con esa poeta: Tomé sus poemas, y retoqué las imágenes, y las puse sobre imágenes de bombardeos a Gaza en el primero y de fotos en la segunda.
VB: Te preguntaba sobre lo político porque en varios de tus cortos hay una cierta preocupación, incluso en Los pasos perdidos te fijas en las marchas en Buenos Aires.
FC: .
VB: ¿Por qué cambiaste de tonalidad en la película? ¿Caprichos?
FC: Porque quería hablar desde algo onírico, la tergiversación que da el tiempo a los recuerdos.
VB: El humor a veces toca a tu creatividad, puede ser notorio en Valderrobles y en   Postales, hay algo de humor negro.
FC: Sí, me gusta el humor, lo que pasa es que a veces soy como dramática.
VB: Estuviste en Cuba, ¿fuiste a San Antonio de los Baños a la escuela de cine?
FC: Fue hace mil años, fue lo que pedí de quince pero me lo dieron un poquito después cuando se pudo. Fui sola. A pesar de todo, estuve un mes, conocí gente muy linda del cine, un par de directores y un director de fotografía que fue el que hizo la de Confesión a Laura.
VB: ¿Aprendiste algo, o más bien te dedicaste a visitar La Habana?
FC: Aprendí e hacer unos videos divinos. Imagínate que me pillé un ensayo completo de Buena Vista Social Club, en una casa. Lo grabé todo. Increíble. También cuando el Papa fue a Cuba por primera vez.  Entonces grabé todo eso el papamóvil por toda La Habana. Corría detrás de él. Y un discurso de Fidel en esa plaza de la revolución, multitudinaria, impresionante.
VB: Son documentos interesantes, el Papa y el tirano. ¿Los piensas publicar?
FC: Y muchas cosas más. Fue muy bello. Ah, sí, tendría que subirlos.
VB: ¿En qué otros países has estudiado cine?
FC: No, en ninguno.
VB: ¿En Inglaterra has filmado algo? ¿No has buscado un director de cine qué te interese?
FC: Sí he grabado, claro.
VB: El video de Buenos Aires está muy interesante. Imagínate qué al comienzo lo del avión era algo así como lo de las torres gemelas. Me hubiera gustado verlo en sus colores normales porque son un diario de ruta, de viaje. Ah, y no se podía quedar atrás el tango.
FC: Sí, fue a propósito la omisión.


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