lunes, 12 de mayo de 2014

El sueño de Echmann de Michel Onfray. Dirigida por Jacqueline Salazar

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El sueño de Echmann de Michel Onfray

Dirigida por Jacqueline Salazar

Víctor Bustamante

De Kant perduraba una imagen: la del filósofo adscrito a la norma, a la moral y al carácter de la legalidad, pero una revisión al juicio, de parte de Hannah Arendt, acerca de que los dirigentes nazis sabían las tesis de Kant sobre la lay y la desobediencia, ha creado una discordia, que a final de cuentas es una manera de revisar una verdad, con lo esquiva que es, que subyace en los materiales que leía Eichmann en su celda antes de ser enjuiciado por el estado israelita debido a sus crímenes de guerra.

Esta situación llevó a Michel Onfray a no dejar desapercibido el hecho de que Eichman leyera y fuera un devoto de Kant, o sea estableció una conexión entre el filósofo y el dirigente nazi.

Ahora Jacqueline Salazar dirige El Sueño de Eichmann presentada en el Ateneo con la presencia de su autor, con Michel Onfray, a quien vemos, caso desusado, en las bancas de los espectadores junto a su esposa, mirando la obra y aplaudiendo.

Tres personajes: Eichmann al borde del cadalso y Kant se la pasan discutiendo acerca del entendimiento de la obra del filósofo y Nietzsche apareciendo y reapareciendo para dar un juicio a esa conversación, entre Eichhmann y Kant, que transcurre llena de incertidumbre de ambos lados, teniendo en cuenta que Kant no logra distanciarse de su lector. Las imágenes del apoteosis nazi nos recuerdan como este momento duro de la historia está presente con todo su aparato propagandístico.

Jaqueline, con su  dirección, nos ha entregado una propuesta plástica que de inmediato nos lleva de su mano a  seguir, en apariencia, una simple conversación, un ajuste de cuentas entre el filósofo y entre quien debe pagar por sus crímenes, y lo que en realidad es una necesidad de plantear como en la cultura se cuela de una manera irredenta el autoritarismo disfrazado de orden que lleva a la barbarie.

Limpia puesta en escena de un  proyecto iniciado hace unos tres años  y que ha ido madurando con la certeza de que es una presencia y una discusión acerca del intelectual y sus reinterpretaciones, y además la llegada a Medellín de un filósofo como Michel Onfray, lo cual es un lujo que mire su obra más allá de su natal Caen.  






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