miércoles, 22 de diciembre de 2010

Orlando Ramirez Casas









Buenos Aires,
portón de Medellín
de
Orlando Ramírez Casas


Víctor Bustamante


La historia en Medellín la escriben quienes nada tienen que ver con la historia. Me explico, a las premisas generales que bordean a la mayoría de los historiadores apresados en la metodología, los subvierten los otros, quienes con pasión buscan ese hilo de la memoria para que no se rompa y se olvide lo que fuimos, lo que somos, dejando que los lugares, los espacios personales y la vida cotidiana pasen de largo ante nuestra apatía.
¿Por qué hago esa referencia a no esperar a quienes presumen de historiadores a que hagan lo suyo?, porque Medellín es una larga sucesión de olvidos, de reestablecimientos de personajes que no lo son para la historia, pero que brillan por ese halo de la llamada personalidad que opaca la otra historia, la que no nos cuentan, la que sentimos cuando pasamos por una calle y decimos, aquí estuvo la casa del maestro Carlos Vieco y la han tumbado, aquí estuvo la casa de Carrasquilla y la han tumbado, es decir, somos una síntesis de la nada. Aquí en este rincón del trópico nada somos.
Pero para reestablecer esa memoria, leo con asombro “Buenos Aires, Portón de Medellín”, ¿por qué con asombro? porque ante esas cenizas producto de esas ruinas mentales que padecemos, este libro hace emerger lo que es el barrio Buenos Aires y su peso especifico en Medellín: un gran barrio con una gran historia y su autor, Orlando Ramírez, la ha buscado antes de que el ocaso y el acoso del progreso deje de lado todas esas vidas, esa letra menuda que es la verdadera historia, esas calles, las barras de amigos, los amados cafés de la esquinas, los chismes que son el sustrato de la verdadera literatura.
“Buenos Aires, portón de Medellín” es el asombro ante el detalle, la tesis de que Medellín empieza en ese lugar debido a la problemática de los nombres, ya que se nombraba con el mismo a varios lugares. Su autor nos obliga a caminar por este texto y nos explica su interpretación,  y además nos responde a preguntas que teníamos: ¿Que significa la Puerta Inglesa? ¿Qué era de ese club extraviado donde, curioso, alguna vez visité la sede de Regina 11?  ¿Qué son de estas calles avasalladas por las rutas de los buses? ¿Qué fue de esa edificación de los Botero? Esas y muchas otras preguntas las conjuga su autor con una pasión, con un detalle que otra vez regresa el asombro y el deseo compartido de caminar esas calles, de las cuales nos dice su origen, sus historias.  
Además hay una parte cara acerca de las barras de amigos y sus amores, la barra del chispero y la barra del apagón: dos momentos generacionales con los cuales nos quedamos felices al saber que la amistad es un valor incuestionable.
Tambien hay lugares que amaremos: los cafés, el Astral y Sol de Oriente. Ahí trascurren tantas vidas, han ocurrido tantos encuentros que sólo queda saborear cada caminada entre los amigos, así como  cada broma, cada retazo de amistad que es digna de los tangos que al final aparecen como un deseo de instalar la presencia de esos sitios. Aun está en la memoria el peluquero que mientras motila, le cambia el plátano al pájaro enjaulado para que le siga silbando o el maestro enamorado.
Pasión, historia, vida cotidiana, chismes que son los que dan lustre a la literatura, historias perdidas ahora recobradas; topografía de Medellín. Este bello texto nos hace amar otra vez al Buenos Aires que trascurre con esa vida cotidiana sencilla, y que cuando caminamos nos obligará a decir Orlando nos descubrió el barrio y le dio la nombradía y el estatus que merece, que es.
De lejos vemos las panorámicas. A muchos les gusta mirar nada menos que ese tipo de postales turísticas para decir, ahí está Medellín. Pero Orlando nos lleva de su mano por ese barrio y reestablece esa memoria que es ese instante vital que su autor vivió y se resiste a dejarlo perder, su memoria habla y nos habla,














3 comentarios:

Beto Agudelo dijo...

Victorm gracais por presentarnos un escritor que no conocía pero donde encuentro su libro que debe de ser interesante
Va un saludo de navidad

Pedro dijo...

Aqui debieron icluir un capitulo del libro. Pero veo que no lo hicieron.
Pero otra vez sera. En cambio en poesia si lo hacwn

Lucas dijo...

Muy bine todo Victor por aqui regesa el neondaismo con toda su furia